En tu recuerdo
La última vez que conversé contigo estabas radiante y lozana, tus mejillas rosaditas tenían la tonalidad de la flor de cerezo que prosera en septiembre, que decir de tu cabello, muy rococó, una melena de cabellos castaños con tonalidades rojizas lleno de curiosos rulos y rizos ¡Que bella melena!. Siempre te había visto con una trenza o el cabello atado, esa era la primera vez que vi tu cabello en todo su esplendor, suelto, libre sobre los hombros y la espalda. Ya habían quedado atrás los días en que usabas ese uniforme escolar, típico del colegio de religiosas en el que estudiabas, en ese instante te vi distinta, muy a la moda de entonces, de principios de siglo XXI, vestías jeans, casaca de cuero y botas, con ese aire noventero que se resistía al olvido.
La conversación fluyó, las risas iban y venían, comentábamos lo maravilloso que nos parecía la vida universitaria y lo interesante de la educación superior, estabas emocionada con la profesión que elegiste, medicina, yo bromeaba diciendo que podíamos trabajar juntos (en ese entonces yo estudiaba enfermería). Lo curioso de esto es que Inés y yo no éramos muy amigos, teníamos muchas amistades en común, ambos estudiamos en colegios religiosos, ella en uno para mujeres y yo en uno de varones. Por Inés sentí mucho cariño, admiración y respeto, era una alumna aplicada y gran deportista, participaba en las competencias de atletismo en su colegio, pese a su delicada figurita y fina delgadez era fuerte.
Aquella noche al despedirnos, nunca imaginé (nadie lo hace) que sería la última vez que vería tu gran sonrisa, que escucharía tu fina y elegante voz, la primera y última vez que te estrecharía en un abrazo, la primera y última vez...
Al día siguiente (lunes) tuve noticias tuyas, me enteré que habías caído en un profundo sueño del que tu familia y amigos queríamos que despertaras. No podía comprender lo que le estaba sucediendo a la bella Inés, no quería comprender la realidad y gravedad del asunto, preferí no pensar en ello. Cuando fui al hospital a verte, me encontraba nervioso y con la esperanza de verte sonriendo. Al entrar en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) te vi recostada en la cama, continuabas en ese estado de coma que tanto odiaba, te vi rodeada de aparatos, un respirador, agujas, tubos, fue muy fuerte verte en ese trance, pero para mi eras una bella princesa sumida en un profundo sueño, a mi vista los aparatos desaparecieron y lo único que hacía era contemplar tu sueño.
En una de tus manos sujetabas un crucifijo, un rosario, bella cadena de oración, estreché tu mano y una enfermera me dijo - joven hable, dígale algo -, pero mi lengua no respondió, no podía emitir palabra alguna, de repente gruesas lágrimas brotaron de mis ojos.
Eran las cinco de la mañana del 30 de agosto de 2003, aquel día dejaste este plano para volar y convertirte en luz y ser feliz en el Reino Invisible al ladito de Dios. Tenías 18 años apenas y en ese entonces me pareció injusta tu partida, eras tan joven, no es normal decía, no es normal... con los años comprendí que todos venimos a este mundo con un propósito y cumplido este tenemos que volver a la casa del Padre. Comprendí que cumpliste con los designios de Dios, ser feliz y hacer feliz a tu familia dejando un hermoso recuerdo de tu paso en nuestras vidas.
Sin palabras...
ResponderBorrarSimplemente, es hermoso lo que has escrito...
Gracias Mari. Gracias por leer este recuerdo y por visitar. Beso!
BorrarDefinitivamente hay personas que se quedan marcadas en nuestra vida. Estoy seguro que donde esta, esta mejor que cualquiera de nosotros. Un abrazo JC.
ResponderBorrarEs verdad, en estos días su recuerdo vino a mi mente... ha pasado tanto tiempo. En realidad hay gente que deja bonitos recuerdos en nuestra vida. Gracias.
BorrarWow q lindo post (suena en tono gay pero no se me ocurria otra palabra pa describirlo)... aun no me ha tocado eso de ver una persona y q sea la ultima vez... pero qizas ella volo xq aqui iba a sufrir peor... a veces las cosas asi son. Ella ta volando arriba y nosotros arrastradonos aqui abajo... ¿quien esta mejor?
ResponderBorrarSaludos!
Gracias espero que no te toque. Y tienes razón dónde se encuentre está mejor no cabe duda!!!! Gracias por visitar.
BorrarNunca nadie está preparado para ver partir a nadie. Nunca nadie comprenderá la muerte se lleva a alguien tan joven.
ResponderBorrarAbrazo
Un saludo
Eso es cierto Malquerida y más cuando es alguien tan joven... pero así es la vida y Dios tiene designios para cada uno. Un fuerte abrazo gracias por leerme.
Borrarasu que situación más fuerte. A veces digo que yo no sirvo para estar en esas situaciones. Creo que me quebraría a la primera. ahora que estuve enfermo (nunca me enfermo), recibir la llamada de mi hija, casi no pude hablar!.
ResponderBorrarEs bastante complicado y difícil, en ese entonces yo tenía 18 años y me era difícil (sigue siendo) la partida de alguien tan joven.
BorrarEs algo muy dificil que deja una huella profunda
ResponderBorrarAsí y quedan recuerdos muy lindos que es lo que debemos atesorar. Un fuerte abrazo!
BorrarLas pérdidas. A veces se puede hablar sobre ello muchas veces, y sigue tan fuerte como la primera ocasión.
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